Los expertos señalan también a una mayor adulteración como otro de los signos del desabastecimiento
S. R. - PONTEVEDRA / AROUSA Galicia continúa siendo una de las zonas calientes por excelencia de la cocaína en Europa, pero cada vez menos. Lo recordaba ayer el fiscal antidroga de Pontevedra, Marcelo Azcárraga, al hacer balance de éxitos como la Operación Volusia contra el menudeo de estupefacientes desarrollada en el poblado chabolista de O Vao y que se saldó con 19 imputados. Este tipo de dispositivos policiales y un mayor control de buques y puertos ha motivado que el precio de la cocaína se incremente “y que haya una sensación de desabastecimiento”, indicó el experto.
La procedencia de la droga es otra de las claves que hablan de un cambio: si hasta el momento la cocaína se importaba directamente de Latinoamérica, en la actualidad ha crecido el flujo procedente de otras comunidades españolas, algo que los especialistas interpretan como un signo de que las rías gallegas dejan de ser el principal punto de arribada.
Y el hecho de que la cocaína no proceda directamente desde los países productores sino de otros puntos de España también trae aparejado otro efecto: la droga está más adulterada, un bajón de calidad que ya se habría detectado en el mercado gallego al menudeo.
A mayores, otros factores hablan de una reorganización de las redes para hacer frente al incremento de los controles y al trabajo de las unidades especializadas.
Es el caso de los métodos de alijado: si anteriormente las mafias de narcos optaban por transportar los fardos en buques, en la actualidad se decantan por otros sistemas como el de los contenedores “pero también en ese caso se están produciendo importantes éxitos”, indicó el fiscal antidroga.
Éste participó ayer en la clausura en Pontevedra del Curso de Especialización en Policía Judicial organizado por el Centro de Estudios Jurídicos del Ministerio de Justicia en colaboración con la Policía.
En el monográfico, que tuvo lugar en el centro social Caixanova, participaron agentes de las comisarías provinciales de Pontevedra y Ourense y en las locales de Vigo-Redondela, Marín y Vilagarcía, que durante varios días asistieron a encuentros con fiscales de reconocido prestigio y con expertos del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga).
Finalizado el curso, 65 agentes recibieron sus diplomas de manos, entre otros, del presidente de la Audiencia Provincial, Francisco Javier Menéndez Estébanez, y del fiscal jefe, Juan Carlos Adrado.
Éste recordó a los policías que a lo largo de su carrera profesional incoarán cientos de expedientes pero un sólo error “puede marcar su destino, el cuarto poder se encargará de ello”.
Así, los previno de los riesgos que comportan para su carrera y el desempeño de su labor el gran volumen de trabajo que soportan las fuerzas de seguridad y la prisa, así como del hecho de que “todos buscamos la verdad pero ésta no puede ser conseguida a cualquier precio”.
A renglón seguido, hizo votos porque conserven “la cabeza tranquila, algo que unas veces conseguimos y otras no”.
Por su parte, el fiscal antidroga recordó que “con este curso se buscaba acercar la policía a la fiscalía, compartir en diversos ámbitos del trabajo de la policía nuestras experiencias para mejorar y para poder ampliar el grado de eficacia de cualquier actuación policial y posiblemente judicial”.
A propósito de la Operación Volusia y una vez que los imputados se han sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial, Marcelo Azcárraga indicó que, finalizado el caso, “mi sensación es muy buena, es como cuando uno finaliza la época de exámenes, cuando termina la Selectividad. Es muy buena, ha sido un trabajo muy elaborado, muy laborioso, de la Policía Local, de la Policía Nacional fundamentalmente, del juzgado, y todo eso llevó a que las pruebas eran tan contundentes que la mayor parte de ellos se conformó porque no había ningún resquicio en la instrucción que pudiera permitir otra opción que la de conformarse a excepción de tres de ellos”.
Fallecido en Monterroso
El fiscal antidroga también se refirió al fallecimiento en la cárcel de Monterroso del sargento de la Guardia Civil José Antonio Rodríguez Conde, que encabezó el servicio fiscal del instituto armado en el puerto de Marín hasta su detención el pasado verano por su supuesta vinculación con un cargamento de más de 800 kilos de cocaína.
Marcelo Azcárraga expresó su pesar “como cualquier persona” por esta muerte “y más en estas circunstancias, este señor ha pasado los últimos meses de su vida en prisión, nadie lo quería”, indicó.
Añadió el fiscal antidroga de Pontevedra que “por lo que me han comentado el infarto se hubiese producido igual tanto fuera como dentro de prisión, no tiene nada que ver la estancia en prisión, aunque yo lo lamento pero el destino está ahí y no sabemos cuándo nos va a llegar”.
La procedencia de la droga es otra de las claves que hablan de un cambio: si hasta el momento la cocaína se importaba directamente de Latinoamérica, en la actualidad ha crecido el flujo procedente de otras comunidades españolas, algo que los especialistas interpretan como un signo de que las rías gallegas dejan de ser el principal punto de arribada.
Y el hecho de que la cocaína no proceda directamente desde los países productores sino de otros puntos de España también trae aparejado otro efecto: la droga está más adulterada, un bajón de calidad que ya se habría detectado en el mercado gallego al menudeo.
A mayores, otros factores hablan de una reorganización de las redes para hacer frente al incremento de los controles y al trabajo de las unidades especializadas.
Es el caso de los métodos de alijado: si anteriormente las mafias de narcos optaban por transportar los fardos en buques, en la actualidad se decantan por otros sistemas como el de los contenedores “pero también en ese caso se están produciendo importantes éxitos”, indicó el fiscal antidroga.
Éste participó ayer en la clausura en Pontevedra del Curso de Especialización en Policía Judicial organizado por el Centro de Estudios Jurídicos del Ministerio de Justicia en colaboración con la Policía.
En el monográfico, que tuvo lugar en el centro social Caixanova, participaron agentes de las comisarías provinciales de Pontevedra y Ourense y en las locales de Vigo-Redondela, Marín y Vilagarcía, que durante varios días asistieron a encuentros con fiscales de reconocido prestigio y con expertos del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga).
Finalizado el curso, 65 agentes recibieron sus diplomas de manos, entre otros, del presidente de la Audiencia Provincial, Francisco Javier Menéndez Estébanez, y del fiscal jefe, Juan Carlos Adrado.
Éste recordó a los policías que a lo largo de su carrera profesional incoarán cientos de expedientes pero un sólo error “puede marcar su destino, el cuarto poder se encargará de ello”.
Así, los previno de los riesgos que comportan para su carrera y el desempeño de su labor el gran volumen de trabajo que soportan las fuerzas de seguridad y la prisa, así como del hecho de que “todos buscamos la verdad pero ésta no puede ser conseguida a cualquier precio”.
A renglón seguido, hizo votos porque conserven “la cabeza tranquila, algo que unas veces conseguimos y otras no”.
Por su parte, el fiscal antidroga recordó que “con este curso se buscaba acercar la policía a la fiscalía, compartir en diversos ámbitos del trabajo de la policía nuestras experiencias para mejorar y para poder ampliar el grado de eficacia de cualquier actuación policial y posiblemente judicial”.
A propósito de la Operación Volusia y una vez que los imputados se han sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial, Marcelo Azcárraga indicó que, finalizado el caso, “mi sensación es muy buena, es como cuando uno finaliza la época de exámenes, cuando termina la Selectividad. Es muy buena, ha sido un trabajo muy elaborado, muy laborioso, de la Policía Local, de la Policía Nacional fundamentalmente, del juzgado, y todo eso llevó a que las pruebas eran tan contundentes que la mayor parte de ellos se conformó porque no había ningún resquicio en la instrucción que pudiera permitir otra opción que la de conformarse a excepción de tres de ellos”.
Fallecido en Monterroso
El fiscal antidroga también se refirió al fallecimiento en la cárcel de Monterroso del sargento de la Guardia Civil José Antonio Rodríguez Conde, que encabezó el servicio fiscal del instituto armado en el puerto de Marín hasta su detención el pasado verano por su supuesta vinculación con un cargamento de más de 800 kilos de cocaína.
Marcelo Azcárraga expresó su pesar “como cualquier persona” por esta muerte “y más en estas circunstancias, este señor ha pasado los últimos meses de su vida en prisión, nadie lo quería”, indicó.
Añadió el fiscal antidroga de Pontevedra que “por lo que me han comentado el infarto se hubiese producido igual tanto fuera como dentro de prisión, no tiene nada que ver la estancia en prisión, aunque yo lo lamento pero el destino está ahí y no sabemos cuándo nos va a llegar”.
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